Fentanilo es incluso más fuerte que la Morfina
Las muertes por sobredosis de drogas, continúa incrementando en todo el mundo, desafortunadamente en los últimos años principalmente en los Estados Unidos, siendo estas sobredosis en su mayoría fomentadas por la actual epidemia tanto de opiáceos como de opioides sintéticos como lo es el fentanilo, según muestra el último informe del gobierno.
El abuso del fentanilo es cada vez más frecuente dentro de las causas de sobredosis, dejando aproximadamente hasta un total de 64,000 muertos tan sólo en Estados Unidos a lo largo del 2017. Según los expertos el mayor problema yace en que muchas personas no son realmente conscientes en sus compras de sustancias estupefacientes, ya que cuando creen que simplemente están comprando heroína para fomentar su hábito continuo de medicamentos prescritos en realidad están comprando fentanilo.
El mayor reto al día de hoy es que las personas que usan heroína se den cuenta de que el fentanilo podría ser un verdadero contaminante que aumenta significativamente la posibilidad de sobredosis y por ende la muerte.
El Fentanilo es tan potente que, si bien la mayoría de los medicamentos se miden ya sea en gramos o en miligramos según sea el caso, las dosis de fentanilo deben medirse en microgramos. En otras palabras, el fentanilo es tan fuerte que podría llegar a ser de 50 a 100 veces más concentrado que la morfina. Es por esto que es muy complicado para los usuarios de esta sustancia saber con exactitud cuánto están extrayendo del parche y cómo y cuánto se inyectan, debido a que es un opioide muy poderoso y la gente lo inyecta sin poder controlar la cantidad.
A consecuencia del abuso de fentanilo, según las últimas estadísticas por parte del gobierno de Estados Unidos, la sobredosis de drogas matan diariamente a 130 personas, volviéndose una epidemia. De modo que este mismo país se convirtió, indirectamente, en el principal proveedor de fentanilo para los cárteles mexicanos que elaboran las drogas sintéticas. Por si esto fuera poco, el fentanilo es la sustancia química indispensable para la elaboración de anfetaminas, metanfetaminas, heroína, pastillas psicotrópicas y muchos otros narcóticos que caben en la categoría de opiáceos, de acuerdo con datos de la Administración Antidrogas (DEA) y de la Oficina de Inmigración y Aduanas (ICE).